Al norte de Rusia, un par de años después de la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja comenzaba su familia. Granjeros de profesión, pensaron que sus hijos crecerían para seguir los pasos de sus ancestros, comercializar Con leche, carnes, huevos, lana, entre otros productos ganaderos. Por las venas de los Prokófiev corre el gusto por el negocio, y sus cabezas, siempre fueron capaces de inventar, concebir ideas que hicieran mucho más sencillas sus vidas.

Con una Rusia sumida en crisis durante los siguientes años, los tres hijos de aquel matrimonio debieron seguir caminos distintos. Mientras Vladimir (78 años) se mudaba a Moscú en busca de un mejor futuro, Boris (74 años) emigró a Estados Unidos y Eriks (66 años) se quedaba a cuidar de su madre. Los rumores decían que la KGB los tenía en la mira, en aquella granja se escondían mucho más que huevos y lana para El invierno.

Con la caída de la URSS, vino otra crisis e intentos desesperados por buscar nuevos ingresos. Vladimir Y Eriks fueron en busca de su hermano, tenían un negocio en mente, el cual les traería tantas ganancias que terminarían siendo obscenamente ricos. Con el tiempo, Russian Hill se convirtió en sede de la mafia Prokófiev, con negocios que van desde la importación y exportación de armas, drogas, trata de blancas, espionaje, sicariato, entre otras actividades penadas por la ley.

Los tres hermanos cuidan efusivamente la “empresa” que les ha costado tanto crear. Planean traspasar el poder a sus hijos y que estos hagan lo mismo con los suyos. Aunque… Existe un pequeño problema. Cada día “La Santa Trinidad” se convence de que la nueva generación es un caso perdido. ¿Podrá alguno demostrar tener lo necesario para convertirse en el nuevo líder de la Mafia Rusa?

Muchos estaban seguros de que Vladimir no se encontraba particularmente interesado en las mujeres; se le veía frecuentando lugares de dudosa reputación, tratando con hombres de sexualidad “promiscua”. Sus hermanos siempre le decían que debía tener cuidado, cuidar su reputación y la de toda la familia. Él era el hijo mayor, por ende, una especie de líder; puesto que nunca pidió, pero al ser quien inicio con la idea de aquel “negocio” se lo gano a pulso.

Ha dedicado su vida entera a controlar cada una de las actividades de los Prokófiev, nunca se casó o se le conoció alguna novia, o siquiera pareja. Sus hermanos le molestaban con él tema, hasta que se volvió una normalidad que no preocupaba a nadie.

Boquiabiertos quedaron todos cuando Vladimir apareció con dos mellizos en brazos. Tenía más de cincuenta años y dijo que eran sus hijos. Los ha criado de la misma manera que sus padres hicieron con ellos. Muchos se sorprenden al enterarse de que sus hijos son tan jóvenes, podrían poner en duda eso, de no ser por el innegable parecido entre su hija y algunas de las chicas de la familia, o que su hijo camine y se exprese igual a él.

Los hijos mellizos de Vladimir; nadie sabe de donde salieron, quien es su madre, si está viva o si Vladimir alquilo un vientre cuando se aburrió de recibir comentarios referentes a su paternidad, las típicas preguntas de: “¿Quién cuidara de ti cuando estés viejo?” Tienen 26 años, ella es mayor que él por 5 minutos, al menos eso se sabe. Ella decidió estudiar medicina, él abogacía. Carreras que de alguna manera terminarían siendo útiles para la mafia.

Puede que sientan interés por sus orígenes, pero no han hecho demasiado; su padre fue tajante en su momento, no hay nada que deban saber o averiguar, condenándolos a conformarse con la información que les dio. Ambos intentan mantener relaciones cercanas con sus familias. Saben que están más cerca en edad a los hijos de sus primos que a estos, no obstante, no ha sido un impedimento para que se muevan con libertad entre ambos grupos. Son un 2x1, eso está claro. Nunca hacen nada sin el otro, cada decisión que toman la consideran juntos. Hoy en día son miembros activos e importantes de la mafia Prokófiev. Por los momentos, debido a una inminente enfermedad de su padre que le ha obligado a retirarse, siguen órdenes de Boris.

@Anzhelika V. Prokófieva

Tuvo cuatro hijos, su hija mayor, murió cuando aún era una niña, un desafortunado accidente que provocó el quiebre total de su primer matrimonio. Su exesposa huyó hacia Rusia con su hijo, Boris II, padre de Sasha.

Al ver que la relación no tenía remedio, Boris decidió casarse de nuevo. Su segunda esposa le daría dos hijos, Alek y Stephen, a quienes dedicó su vida, educándolos bien, llenándolos de amor, buscando llenar el vacío que dejaron sus dos hijos mayores.

Ha intentado hacer lo mismo con sus nietos, aun si es un poco difícil.

Su padre lo tuvo a la corta edad de 16, fue un desliz de adolescencia, lo que le convirtió en el nieto mayor de Boris, actualmente tiene 24 años. Hijo mayor de Alek y mano derecha de este; al no ser hijo de su actual esposa, ha tenido un par de problemas con su madrastra.

Le ha costado un poco empatizar con hermanos menores, volverse cercanos. Su madrastra se negaba a que se acercara demasiado. Fue su abuelo quien intervino para que dejara de meterse con él. Ganarse el favor de su abuelo no le costó demasiado. Espera convertirse en un digno sucesor de su padre, sabe que falta mucho para eso, por eso se preocupa tanto en mejorar sus dotes de líder.

@Denis A. Prokófiev


Hija mediana de Alek, es la definió perfecta de “belleza rusa”, con el pequeño detalle que no nació allá. Tiene 22 años, es consentida por su madre, aunque la relación con su padre no es muy buena, esta segura que prefiere a su medio hermano por sobre cualquier persona. Ha intentado investigar muchas veces quién es la madre del mayor, encontrar algún punto débil o algo que le haga perder el favor de su abuelo, ella quiere ser la heredera de Boris.

Cuando Sasha llego no se lo tomo muy bien, veía competencia directa en el chico. Con el tiempo se dio cuenta de que no tenía nada de que preocuparse, hasta se convirtió en su amiga, su protectora. Entre algunas de sus primas y ella las cosas son un poco complicadas, le gusta ser el centro de atención.

@Misha E. Prokófieva


Es la hija de Stephen, se dice que su madre fue una drogadicta sin futuro, que probablemente se suicidó poco después de que su bebe le fuese arrebatado. Tiene 19 años, una gran lista de malas decisiones siguiéndola y el repudio de su padre. Ganándose este último cuando descubrieron su fascinación por las drogas.

A ninguno de sus familiares les gusta estar cerca de ella, es una renegada; su abuelo suele aconsejarle bastante, sin muchos resultados. Se sabe que es la culpable de la adicción de muchas personas, entre ellas Sasha. Lleva ya un tiempo desaparecida, Stephen se ha negado a buscarla, dice que probablemente murió de una sobredosis y que sería inútil buscarla. La realidad es que fue enviada a un centro de rehabilitación luego de qué por su culpa dos de sus primos hayan tenido sobre dosis.

@V. Karenina Prokófieva


El hijo de Stephen, su madre fue una actriz en decadencia, Gustaf, es prácticamente un gánster de la mafia. Toda su vida se ha basado en pasársela cerca de los matones, aquellos que se dedican a realizar los trabajos sucios. No le importa ser quien se ensucie las manos por su familia. A la corta edad de 20 años ya tiene algunas tumbas adjudicadas a su responsabilidad. Ha aprendido artes marciales, se desenvuelve muy bien con las armas y disfruta sacando provecho de la inmunidad que ha comprado su abuelo para su familia.

Suele ir de fiesta en fiesta haciéndose él interesante, alardea de su apellido, es un poco escandaloso; muchas veces rozando lo descuidado. Ya le han advertido varias veces que podría meterse en problemas, poco o nada le importa. Él solo quiere vivir su vida a su manera, paseando por la Costa Oeste en su motocicleta.

@Gustaf D. Prokófiev


Hijo menor de Alek, tiene 18 años, es por mucho el más consentido de su padre. Suelen cumplirle cada uno de sus caprichos, de ahí que sea mimado, embustero y desobediente. Es el típico niño que dirá “mi padre sabrá de esto”. A simple vista parece alguien difícil de tratar, pero sí se llega a tener algún punto en común con él, podría convertirse en un excelente amigo.

Aficionado de la fotografía, tiene su propio cuarto oscuro; lo ha ido armando con cosas recicladas y otras conseguidas en tiendas vintage. En cuanto a su futuro, dice que es demasiado joven para pensar en él, aún le queda mucho por vivir.

Cuando Vladimir apareció para hablarle de la posibilidad de iniciar un negocio juntos, Eriks se encontraba a cargo de la granja. En un principio se negó, no quería dejar a su madre sola. En este tiempo su hermano se dedicó a ampliar sus contactos, hasta la muerte de la señora. Boris no pudo asistir al funeral, así que fue su idea ir a visitarlo.

Eriks apenas había pasado la primera mitad de la veintena. Sumergirse en un mundo donde el dinero compra todo fue lo mejor que le había pasado. A diferencia de Vladimir, quien no parecía interesado en las relaciones románticas, o Boris, quien buscaba crear la familia perfecta. Eriks bebía, se drogaba y hacía lo que le venía en gana.

Al final tuvo tres hijos reconocidos, Anastasia, Grigor, Anthony y un par cuya existencia seguro ignora.

Anastasia siempre se negó a vivir en un mundo donde los hombres tomaran el control de todo; antes de casarse le hizo saber a su esposo, un socio de la familia, qué sus hijos llevarían su apellido.

En total tuvo tres hijas, actualmente tienen 23, 20 y 19. Tan distintas la una de la otra como el agua lo es del aceite. La mayor es amante de las artes, delicada, bailarina de ballet, la chica que perfila para ser la novia perfecta. Algunos rumores dicen que tenía sentimientos no propios de primos hacia el hijo mayor de Alek.

La mediana cae en lo excéntrico; amante de la tecnología, básicamente una científica loca, que entreteniendo con sus “inventos” a su abuelo, se ha ganado su apoyo financiero. Está segura que algún día hará un descubrimiento que cambiará el mundo. De todos sus primos con quien mejor relación tiene es con Gustaf. Cuando iban a la escuela le hacían bullying, hasta que él la defendió de sus agresores.

De todas, la más parecida a su madre es la pequeña, ruda, buena luchadora, una estratega excepcional. Eriks siempre alaba su personalidad, asegurando que es una de las pocas en la nueva generación de Prokófiev que vale la pena. Se llevaba muy bien con Nadya, fue ella quien la inició en el mundo de las drogas, por quien casi muere de una sobredosis. Desde entonces su madre la mantiene bien vigilada.

@Leyna O. Prokófieva


Su padre decidió ponerle su nombre sin tener idea de qué sería su único hijo. En la actualidad tiene 22 años. Su padre fue asesinado cuando tenía 10, por un ajuste de cuentas; su madre, segura de que vendrían por ella, decidió huir, dejando al niño con su abuelo.

Para Eriks no fue sencillo ver al niño que cada día se parecía más a su hijo, así que se lo dio a su tía Anastasia para que cuidara de él. Por obvias razones es muy cercano a las hijas de ésta, al igual qué lo es con Gustaf.

No se encuentra muy familiarizado con los asuntos de la mafia, su vida se ha volcado completamente en intentar encontrar a su madre.


Anthony no es la mejor definición de “padre responsable”. Al igual que su padre se fue por la vida del ojo alegre, guardando la diferencia de que si alguien se acerca y dice ser su hijo, no tendrá problemas en reconocerlo. Su primer hijo apareció cuando tenía 20 años, un bebé en una cesta con una carta, ahora de 24 años.

Por eso existe esta broma interna, “tantas estrellas tiene el cielo, como hijos tiene Anthony”. Por supuesto que han aparecido algunos estafadores, estos no duran demasiado tiempo vivos. Es bastante sobreprotector con sus hijos. A él le da igual si son 3 o 20, de donde vinieron, si se parecen a él o a sus madres, si quieren involucrarse o no en sus negocios; todos tendrán un espacio en su vida y corazón; además de su apellido.

@Lucky S. Prokófiev